Sobre el ejercicio periodístico

Principios profesionales y criterios de responsabilidad que son transversales a todas las plataformas.

Inclusión

Es importante que los periodistas presten atención a la forma en que utilizan el lenguaje y las imágenes cuando se refieren a las mujeres, las minorías o a sectores de la población vulnerables que suelen ser ignorados o estigmatizados por los medios. Todas las personas deben ser tratadas con el mismo respeto sin importar su género, orientación sexual, situación económica, nivel educacional, nacionalidad, etnia, apariencia, capacidades físicas o intelectuales.

Cuando se tratan temas que involucran a sectores más vulnerables o con menos poder, no es raro que se hable de ellos sin consultar su opinión o intentar conocer su experiencia. Esto suele ser un error y el riesgo es que se dejen fuera aspectos importantes de la realidad. Excluir a los trabajadores en los reportajes laborales, pero sí incluir la visión de empleadores y expertos es un ejemplo de este tipo de coberturas. La recomendación es chequear, antes de publicar, si se han incluido todas las fuentes y puntos de vista pertinentes para el tema.

Se debe tener especial cuidado con no estigmatizar a los menores de edad. Nunca deben ser identificados cuando se les vincula como víctimas o autores en la investigación de algún delito. Deben ser anonimizados en las informaciones, tanto en relación a su imagen (no deben ser reconocibles) como a su identidad (no deben publicarse sus nombres).

Sexismo

A continuación se recomiendan algunas prácticas simples que los periodistas pueden aplicar para no caer en el sexismo y los estereotipos de género:

  • Al hablar de profesiones de mujeres, se debe intentar utilizar las versiones femeninas cuando éstas existan: jueza, doctora, abogada, concejala, presidenta, etc. (acá se puede ver los criterios de la RAE y acá los de la Fundación del Español Urgente, Fundeu).
  • Los periodistas no deben referirse a las mujeres de una forma en que no se referirían a un hombre o que las encasilla en ciertos roles que se les han impuesto tradicionalmente, como las labores del hogar.
  • Del mismo modo, se debe evitar asociar a las mujeres con la fragilidad, la emocionalidad o la debilidad, y a los hombres con la dureza, fortaleza o racionalidad, pues solo contribuyen a reafirmar estereotipos de género.
  • Es común que los medios utilicen descripciones físicas de las mujeres y sus vestimentas, o se refieran a su estado civil o sus hijos en notas que no tienen que ver con su vida personal. Aunque hay ocasiones en que el objetivo periodístico lo justifica, se recomienda chequear caso a caso si se haría algo similar si se tratara de hombre.
  • Revisar el lenguaje para evitar expresiones masculinizadas, que excluyen a las mujeres. Por ejemplo, es común que los medios hablen de “los hombres de negocios” para referirse a empresarios o ejecutivos. Si bien son sectores en que las mujeres tienen una menor participación, no hay que normalizarlo a través del lenguaje, como si fuera una actividad vedada para las mujeres.
  • Hay otro tipo de usos en que el sustantivo “hombre” se ha entendido tradicionalmente como una forma de referirse a la humanidad (“el hombre llegó a la luna”), pero es recomendable evitar esta acepción y usar expresiones más genéricas o inclusivas (“todas las personas son iguales ante la ley” en vez de “todos los hombres son iguales ante la ley”).
  • Al momento de planificar el reporteo, se recomienda pensar también en un número equilibrado de fuentes y actores de distintos géneros.
  • En coberturas de violencia de género hay que tener cuidado de utilizar expresiones que puedan sugerir que se está justificando la agresión.

Los plurales masculinos

Se suele decir que el lenguaje no es machista, sino que todo depende del uso que se haga de él. En los últimos años ha habido un fuerte movimiento por buscar formas del castellano que integren mejor a las mujeres o sean neutras, pues se trata de un idioma en que la mayoría de las palabras tienen género y en que los plurales suelen ser masculinos (por ejemplo “niños” puede incluir niños y niñas, aunque también hay palabras neutras como “periodistas”, que no tiene género en singular ni en plural).

Se han vuelto comunes algunas formas que buscan eliminar las marcas de género, como usar @, x o e en los plurales con terminaciones masculinas (les abogades, l@s abogad@s o lxs abogadxs). Aunque pueden ser usados y comprendidos por ciertos grupos, y tienen un legítimo objetivo político, no son recomendables en textos periodísticos (ver la norma específica de Periodismo UDP). Desde el punto de vista del periodismo, hay que tomar en cuenta que el objetivo es que la información sea fácilmente comprendida por el mayor número de personas posible y para ello deben seguirse usos del lenguaje que sean compartidos por todos.

Otro criterio a tener en cuenta es que en el periodismo es importante ser sintético y directo. Como una forma de inclusión, a veces se habla de “los niños y las niñas” o “los y las periodistas”. Esta fórmula puede funcionar en otro tipo de textos o discursos, pero en el periodismo atenta contra la concisión. Si de todos modos se decide utilizarla, se recomienda hacerlo solo la primera vez que se menciona a las personas, o se vuelve repetitivo.